Nuevo estudio relaciona la hipertensión con el envejecimiento cerebral

Hipertension cerebral
Un nuevo estudio dirigido por la Universidad Davis en California, encontró que tanto los jóvenes de mediana edad como aquellas personas que padecen presión arterial alta (incluso en aquellos en los que su presión arterial no se considera lo suficientemente alta como para justificar la intervención clínica), presentaban un envejecimiento acelerado del cerebro.

El informe fue publicado en la Revista Lancet, allí se detalla cómo los científicos encontraron evidencia de daños estructurales en la materia blanca y el volumen de materia gris en el cerebro de pacientes hipertensos y prehipertensos de entre treinta y cuarenta años, en los que se sospechaba una lesión cerebral vascular; esta se desarrolla insidiosamente durante toda la vida con efectos discernibles.

Se cree que este estudio es el primero en mostrar daños estructurales en los cerebros de las personas de mediana edad, que son resultado de la presión arterial alta. Este daño también se ha relacionado con el deterioro cognitivo en las personas mayores.

La presión arterial normal es de 120/80 (el primer número es la presión sistólica, que es cuando el corazón se contrae, y la segunda cifra es la presión diastólica, que es cuando el corazón está en reposo). En cambio, la prehipertensión arterial se encuentra entre el intervalo de 139/89, mientras que las presiones superiores se clasifican entre 140/90 o mayores.

La presión arterial alta está ligada a un riesgo sesenta y dos por ciento mayor de desarrollar enfermedades cerebrovasculares, y de un cuarenta y nueve por ciento más de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Por esta razón, la presión arterial alta es indirectamente un factor importante de riesgo para el deterioro cognitivo en la edad avanzada, aunque también es un factor modificable que puede ser tratado.

Los científicos aún no comprenden del todo el mecanismo detrás de la presión arterial alta y que el cerebro envejezca más rápidamente. Pero sí mencionaron que dicha presión elevada conduce a las personas a tener arterias más rígidas, lo que a su vez impide el flujo sanguíneo, por lo que los axones reciben menos oxígeno y nutrientes esenciales.

Los investigadores dicen que sus hallazgos subrayan la necesidad de un control temprano y óptimo de la presión arterial. Y es que el mensaje aquí es claro: la gente puede influir en sus últimos años de vida en la salud de su cerebro, mediante el conocimiento y el tratamiento de la presión arterial a una edad temprana, aún cuando actualmente no se considera que los más jóvenes deban pensar en hacerlo.

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