El concreto es el material de construcción más común en el planeta, sin él no existirían las grandes estructuras ni los altos edificios. Sin embargo, esto tiene un precio muy alto, ya que la industria del concreto es responsable de generar alrededor del ocho por ciento de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.
Uno de los principales culpables es el cemento hidráulico, que funciona como el agente conglomerante del concreto. El cemento hidráulico es el material sintético que más se fabrica en el mundo, alcanzando la cifra de dos punto seis billones de toneladas cada año; cantidad que se incrementa anualmente un cinco por ciento.
Por esta razón el Dr. Erez Allouche, profesor asistente de ingeniería civil en la Universidad Tecnológica de Luisiana, ha comenzado a investigar más acerca de los concretos hechos con geopolímeros, así como la utilización de un subproducto residual de las centrales térmicas alimentadas con carbón.
Estos geopolímeros se presentan como una alternativa más verde, ya que utilizan cenizas volantes para su fabricación. El concreto de geopolímero tiene el potencial para reducir las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera, también puede producir estructuras más resistentes y capaces de mantenerse en pie durante cientos de años, a diferencia de las que están hechas con concreto tradicional.
El concreto de geopolímero tiene mayor resistencia a la corrosión, al fuego, la compresión, una mejor tensión de rotura y presenta una menor contracción. Los investigadores creen que el mayor atractivo de este material, es que reducirá en un noventa por ciento los gases de invernadero que afectan al medio ambiente.
