La enfermedad de Parkinson es un trastorno progresivo del sistema nervioso central que puede tener efectos devastadores sobre el paciente y sus familiares.
Las principales características de la enfermedad de Parkinson son la lentitud de movimientos, la dificultad para mantener el equilibrio, la rigidez muscular y los temblores. Se cree que la enfermedad es causada por los bajos de niveles de una sustancia química llamada dopamina, que activa el grupo de células en el cerebro que nos permite movernos.
Aunque actualmente no hay cura para la enfermedad de Parkinson, existe una variedad de tratamientos disponibles que pueden ayudar a mejorar los síntomas. Cabe resaltar que a pesar de que no existen pruebas de laboratorio que permitan diagnosticar definitivamente la enfermedad de Parkinson, sí puede realizarse un examen neurológico sistemático que incluye pruebas de reflejos, detalles como la fuerza muscular del cuerpo, la coordinación, el equilibrio y otros aspectos relacionados con la motricidad.
Estas pruebas también son necesarias para descartar otras enfermedades, como una posible disfunción en los nervios, el estrechamiento del canal espinal u otros tipos de temblores. El médico también puede ordenar pruebas como los análisis de sangre o de orina, para excluir la posibilidad de otros trastornos.
