Durante el proceso de la erección, el pene se agranda y endurece. Se trata de un proceso que ocurre como resultado de los cambios en los músculos, los nervios y los vasos sanguíneos. Dicho de otro modo, la regulación del flujo sanguíneo dentro y fuera del pene, es lo que hace posible una erección.
Las imágenes, el tacto, los sonidos, las fantasías eróticas y los recuerdos provocan la excitación sexual. Dichos estímulos aumentan la señal de salida de una parte del cerebro llamada núcleo paraventricular. Dichas señales pasan a través de los nervios autónomos especiales en la médula espinal, los nervios pélvicos y los nervios cavernosos que se ejecutan a lo largo de la glándula de la próstata para llegar a los cuerpos cavernosos y las arterias que les suministran sangre.
En respuesta a estas señales, las fibras musculares en los cuerpos cavernosos se relajan permitiendo que la sangre llene los espacios dentro de ellos. Después, las fibras musculares en las arterias que abastecen al pene también se relajan, logrando un aumento de hasta ocho veces en el flujo sanguíneo. El aumento del flujo expande los espacios sinusoidales en el cuerpo, que se extienden hasta la cubierta circundante, también llamada túnica albugínea.
A medida que la túnica se extiende, bloquea las venas que llevan la sangre fuera de los cuerpos cavernosos. Esta sangre atrapada dentro del pene, cuando alcanza la presión adecuada, provoca que el pene logre una erección. Durante la erección, la presión en el pene es al menos dos veces mayor que la de la circulación principal. Esto es posible debido a que los músculos del suelo pélvico se contraen alrededor de la base de los cuerpos cavernosos.
Durante el orgasmo, la señalización del cerebro cambia dramáticamente. Ya que hay un aumento repentino en la producción de noradrenalina de los nervios genitales. Esto parece ser el detonante para el orgasmo, así como la contracción de las fibras musculares en el cuerpo cavernoso, y las arterias que lo suministran de sangre, dando como resultado una reducción en el flujo sanguíneo del pene.
Esta disminución en la presión sanguínea, provoca que la sangre fluya fuera del pene, permitiéndole recobrar su flacidez nuevamente. La incapacidad para obtener o mantener una erección, puede ser resultado de un mal funcionamiento en uno o más de estos procesos. Afortunadamente, existen tratamientos disponibles para la disfunción eréctil.
