Existen muchos tipos de medicamentos utilizados en el tratamiento de la depresión, incluyendo los inhibidores de monoaminooxidasa, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, los antidepresivos atípicos y los antidepresivos tricíclicos.
Los efectos secundarios son comunes en todos los antidepresivos, y para muchas personas, estos efectos son suficientemente graves para que se suspenda la medicación.
Los antidepresivos más recetados provienen de una clase de medicamentos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. Estos antidepresivos son mejor conocidos por su nombre comercial, como Prozac, Zoloft y Paxil. Las investigaciones sugieren que hay poca diferencia en la eficacia de estos nuevos antidepresivos, pero puede haber diferencias en los efectos secundarios, el costo y el tiempo que el medicamento necesita para trabajar.
Los inhibidores selectivos actúan sobre la serotonina, una sustancia química en el cerebro que ayuda a regular el estado de ánimo. La serotonina también juega un papel en la digestión, el dolor, el sueño, la claridad mental y otras funciones del cuerpo, por lo que los antidepresivos causan una amplia gama de efectos secundarios, incluyendo: náuseas, ansiedad, insomnio, inquietud, temblores, aumento de peso, mareos, disminución del apetito sexual, sudoración, resequedad en la boca, fatiga, estreñimiento o diarrea y dolores de cabeza.
Mientras que en algunos casos los efectos secundarios desaparecen después de las primeras semanas de tratamiento con el medicamento, otros persisten e incluso pueden empeorar. Los estudios demuestran que en los adultos mayores de sesenta y cinco años, los inhibidores pueden aumentar el riesgo de caídas, fracturas y la pérdida de masa ósea. Así como algunos síntomas graves de abstinencia cuando se suspende abruptamente la medicación.
