En los Estados Unidos, una persona debe conocer los criterios establecidos en el Manual de Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría. Éste incluye un patrón de abuso de alcohol que conduce a un considerable deterioro o malestar.
El paciente debe experimentar por lo menos tres de los siguientes criterios durante los últimos doce meses:
Cuando el paciente necesita una gran cantidad de alcohol para sentirse intoxicado, se dice que ha generado una resistencia al alcohol. Sin embargo, cuando el hígado está dañado y no puede metabolizar el alcohol tan bien, esta tolerancia puede disminuir. De hecho, el daño al sistema nervioso también puede reducir los niveles de tolerancia.
Cuando el paciente se abstiene de beber alcohol o lo suspende súbitamente, puede experimentar temblores, insomnio, náuseas o ansiedad. A esto se le conoce como síntomas de abstinencia. Por lo general el paciente bebe más para evitar estos síntomas.
Otros dos criterios ocurren cuando el paciente ha intentado reducir constantemente su consumo de alcohol sin éxito, o termina bebiendo más alcohol durante un periodo más largo de lo que pretendía.
Si el paciente pasa mucho tiempo tratando de obtener alcohol, consumiéndolo o tratando de recuperarse por su uso, también se considera como un criterio que apoya el diagnóstico de alcoholismo. Sin mencionar la persistencia del hábito en la persona, a pesar de que sabe que está dañando física o psicológicamente a los demás o a sí mismo.
Cabe señalar que los análisis de sangre sólo pueden revelar el consumo reciente de alcohol. Ellos no pueden decir si una persona ha estado bebiendo mucho durante mucho tiempo. Aunque a largo plazo, las células rojas en la sangre aumentan de tamaño por causa del consumo prolongado.
La mayoría de los alcohólicos niegan tener un problema y tienden a minimizar el alcance de su manera de beber. Hablar con los miembros de la familia, puede ayudar al médico a realizar su diagnóstico.
