Un estudio realizado por la Universidad de Vanderbilt reveló que los niños que se quejan regularmente de dolores abdominales, son más propensos a tener un trastorno de ansiedad en la edad adulta.
El estudio siguió a trescientos treinta y dos pacientes con trastorno de ansiedad, que sufrieron de dolor abdominal crónico durante la infancia. Además, el cuarenta por ciento de los enfermos habían experimentado depresión durante su vida, en comparación con el dieciséis por ciento de las personas analizadas en el grupo de control.
Los investigadores dijeron que los niños pueden entrar en un círculo vicioso, al evitar ciertas actividades debido al dolor. Al hacerlo pueden centrarse más en su dolor, preocupándose aún más. A pesar de que las quejas de dolor abdominal en los niños pueden significar muchas cosas, podrían estar fuertemente ligadas al estrés.
Una forma de identificar el dolor por estrés o ansiedad, es cuando éste se presenta y desaparece en el transcurso de una semana o más, generalmente sin presentar otros síntomas que lo acompañen, como fiebre, vómitos o dolor de garganta.
Uno de los especialistas recomendó a los padres impulsar a sus hijos, a que continúen con sus actividades normales a pesar del dolor. Si las actividades físicas resultan demasiado dolorosas, se puede recurrir a las actividades que involucren a los niños a sentirse bien, por ejemplo, las clases de arte o el cuidado de una mascota.
