La disciplina física ha sido considerada como inaceptable, pero muchos padres han recurrido a levantar el tono de la voz en su lugar. Sin embargo, una nueva investigación muestra que el castigo verbal excesivo o agresivo, como gritar, maldecir o utilizar insultos, es igual de perjudicial para los adolescentes como los golpes.
Fue un grupo de investigadores de la Universidad de Pittsburgh el que encontró que los adolescentes cuyos padres usan el castigo verbal, han sufrido de depresión y son más propensos a participar en actos de vandalismo o comportamiento agresivo.
Durante la investigación, los científicos encontraron que en comparación con otros estudios centrados en la disciplina física, los efectos negativos del castigo verbal eran similares. Las duras palabras de los padres dirigidas a sus hijos de trece años de edad, resultaron en un aumento de problemas de conducta y síntomas depresivos.
Cabe mencionar que las familias dentro del estudio no eran familias de alto riesgo, la relación entre los padres y sus hijos es aceptable. Sin mencionar que los padres no querían que sus hijos se involucraran en comportamientos problemáticos.
Un hallazgo importante del estudio mostró que la calidez paternal, como el amor, el apoyo emocional y el afecto de padres a hijos, no es suficiente para compensar los efectos negativos de la disciplina verbal. Los autores del estudio sugieren que los padres mantengan la comunicación con los adolescentes en un nivel más equitativo, donde les expliquen sus preocupaciones y la razón de ciertas decisiones hacia ellos.
