Un estudio que utilizó los datos de nacimiento de más de siete mil personas; hombres y mujeres nacidos entre 1927 y 1968 en Noruega, examinó las conexiones entre la fertilidad y la personalidad. Dicho de otro modo, la investigación buscaba una relación entre los posibles efectos de la personalidad sobre la probabilidad de que las personas pudieran convertirse en padres.
Los resultados mostraron que la fertilidad se relacionaba con la personalidad de distintos modos, tanto en hombres como en mujeres. Por ejemplo:
Las mujeres concienzudas presentaron una disminución en su fertilidad, por otro lado, la apertura en los varones también disminuía su fertilidad, y la personalidad extrovertida incrementó la fertilidad, tanto en hombres como en mujeres. Además, los investigadores observaron una disminución de los nacimientos entre los hombres con problemas de neurosis, pero sólo en aquellos que nacieron después de 1957.
Es probable que los cambios en la fertilidad de este grupo de hombres podrían explicarse porque muchas parejas hoy en día, esperan más tiempo para tener hijos. Muchas de estas tendencias que se han observado en Noruega -el aumento de la cohabitación, las tasas de divorcio, y más tarde el matrimonio, por mencionar algunas- se han observado después en muchas otras partes del mundo.
Este estudio es el primero en su tipo para estudiar la disminución de las tasas de fecundidad en Europa, en lo que respecta a la personalidad. Los autores dicen que sus hallazgos muestran que la maternidad en los países más ricos y contemporáneos puede ser menos propensa a ser influenciada por las necesidades económicas, y aún más por las características de la pareja; como la personalidad.
