Es difícil negar que existen las bacterias benéficas y las bacterias perjudiciales, y no es un secreto que a veces coexisten dentro de la misma especie.
Por ejemplo la Pseudomonas aeruginosa, un microbio común en el suelo y el agua. Se ha encontrado que esta bacteria puede invadir los equipos médicos en los hospitales y clínicas de todo el mundo, y puede vivir benignamente en individuos sanos. Pero esta bacteria supone un riesgo para las personas cuyo sistema inmune se encuentra debilitado, y puede convertirse en algo patogénico para los pacientes con fibrosis quística, formando gruesas capas de mucosidad en los pulmones.
Sin embargo, para determinar si una bacteria es perjudicial, por lo general requiere el uso de cultivos de las muestras de saliva o de sangre; un procedimiento que requiere mucho tiempo de laboratorio. Por fortuna, los investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts han desarrollado un nuevo dispositivo de microfluidos que podría acelerar el control de las infecciones bacterianas asociadas con las fibrosis quística y otras enfermedades.
Esto podría ayudar a los médicos a prescribir medicamentos, a comprender más rápidamente el estado de salud del paciente y a determinar cómo va a progresar la enfermedad.
Por otro lado, la superficie externa de las células también dicen mucho acerca de su actividad, o en el caso de las bacterias, sobre sus peligros potenciales. Las bacterias que causan enfermedades básicamente cambian su superficie exterior, de forma que esto puede ser un indicador de lo peligrosas que podrían ser.
Los científicos se encuentran trabajando para que estos dispositivos puedan ser utilizados como un sistema portátil, desechable para uso clínico y que proporcione resultados rápidos, sin largos trabajos de laboratorio.
