Después de observar algunas imágenes con escenas de tratamiento dental, los investigadores descubrieron que las pacientes que temen al odontólogo, tenían seis veces más probabilidades de estar disgustadas con lo que vieron, en comparación con las mujeres sin fobias o aversión a los tratamientos dentales.
Las mujeres con odontofobia luchaban para ocultar sus emociones. Aunque tanto hombres como mujeres lidiaron de forma similar con la pregunta ante sus sentimientos al odontólogo, las mujeres con temor mostraron más repulsión que sus colegas varones.
Algunos datos de una Encuesta de Salud Dental habían mostrado que casi la mitad de los adultos eran moderada o extremadamente temerosos de las visitas al odontólogo. Con casi treinta millones de personas que deben visitar a este especialista, es necesario hacer de esta experiencia algo manejable.
Por fortuna cada vez más odontólogos entienden los temores de sus pacientes, y una combinación de amabilidad y ternura pueden hacer mucho para que el tratamiento dental sea aceptable. También es aconsejable mencionarle al especialista cuando uno está nervioso, de modo que pueda ayudar a los pacientes.
Los pacientes ansiosos en sus visitas al odontólogo, en teoría, son los que pueden tener una salud oral más pobre que los que reciben chequeos regulares. No obstante, uno debe visitar al especialista dental con regularidad, para darles la oportunidad de evaluar nuestra salud oral. De esta forma, la detección de los problemas, mientras son pequeños, significará que el tratamiento en cuestión será mucho menor y más barato.
Respecto a la alimentación, es importante reducir la frecuencia con la que se consumen bebidas y alimentos azucarados. Sin mencionar el cepillado dental durante al menos dos minutos, dos veces al día, usando una pasta dental con fluoruro.
