Nuestros oídos cuentan con unas células especiales que nos permiten escuchar, son tan especiales que cuando se dañan o mueren, es imposible que puedan regenerarse.
Nos referimos a las células ciliadas, los seres humanos nacen únicamente con treinta mil células de este tipo en el oído, y factores como la vejez o algunos accidentes, son responsables de la pérdida de estos diminutos cabellos sensoriales.
Debido a esto, Stefan Heller, profesor de otorrinolaringología de la Universidad de Stanford, logró producir células que realizaban la misma función que las células ciliadas, con ayuda de células madre tomadas de ratones.
El equipo de Heller trató de imitar los pasos involucrados en la formación de la oreja de un ratón en el útero. Mediante la manipulación de los factores de crecimiento, se procedió a transformarlas en células del oído. Por último alteraron la ‘sopa química’ en la placa de Petri, causando que las células se agruparan como células ciliadas.
En este punto, las células también desarrollaron estereocilios, que son masas diminutas similares a pequeños cabellos (o microvellosidades) que se encuentran en dichas células.
Irónicamente, la investigación de Heller se encuentra más enfocada en la producción de células de cabello humano para trasplantes, aunque no descarta trabajar también en una cura para la sordera.
