La enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte en el mundo, y provoca un total de siete punto dos millones de muertes al año. Entre los factores importantes de riesgo están el colesterol alto, la obesidad, la inactividad física y el tabaquismo. Por desgracia, es mucho más fácil desarrollar tratamientos para las malas costumbres, de lo que resulta hacer que la gente modifique sus hábitos.
Por supuesto, la genética y la edad son factores a considerar. Pero si tenemos en cuenta que antes del año 1900 muy pocas personas murieron por enfermedades del corazón, el hecho de que hoy en día sean el asesino número uno, sólo intensifica el debate sobre lo ‘innato o adquirido‘.
La Revolución Industrial transformó indudablemente la participación del ser humano ante la máquina, reduciendo el número de trabajadores y multiplicando el número de adictos a mirar televisores. El aumento en la incidencia de enfermedades cardíacas fue tan rápido entre 1940 y 1967, que la Organización Mundial de la Salud declaró esto como la epidemia más grande del mundo.
Aparentemente, el impacto de la tecnología no sólo ha logrado un cambio en nuestro mundo, también lo hace con nuestros cuerpos. Ya sea empujando al hombre a cambiar sus costumbres a través de los años, o ayudándolo a superar una enfermedad del corazón a través de nuevos y asombrosos métodos.
