Existen muchos estilos diferentes de yoga, algunos más extenuantes que otros. Sin embargo, la mejor opción durante el embarazo es el yoga prenatal y los ejercicios suaves de hatha yoga. Lo más recomendable antes de comenzar cualquier clase, es comentar con el instructor sobre su embarazo.
Es importante evitar el bikram yoga, también conocido como yoga caliente, ya que éste implica realizar posturas demasiado vigorosas dentro de una habitación a cuarenta grados centígrados. Esto podría elevar la temperatura del cuerpo de forma excesiva, causando una condición conocida como hipertermia (esa es una de las razones por las que una mujer embarazada debe evitar los baños demasiado calientes).
Los tipos de ashtanga yoga y otros estilos de alto impacto, pueden resultar demasiado agotadores para las mujeres que comienzan a practicar el yoga. Para proteger la salud del bebé y la futura madre, lo mejor es hablar con su médico antes de comenzar un programa de yoga. Una vez que tenga la aprobación de un especialista y los riesgos de un parto prematuro o ciertas condiciones médicas (especialmente las del corazón o algún problema de espalda) estén descartados, será hora de establecer metas realistas.
Para la mayoría de las mujeres embarazadas, se recomienda al menos treinta minutos de actividad física moderada, si no todos los días, bastará con tiempos cortos y constantes para ayudar a mantener el cuerpo en forma y prepararse para el parto.
La recomendación principal al practicar yoga es no excederse, mantenerse hidratado y en habitaciones bien ventiladas; sin mencionar que uno debe estar en constante comunicación con el instructor y prestar atención a cualquier tipo de dolor en su cuerpo.
