Quienes están cansados de esperar a que la felicidad los encuentre, deberían comenzar por preguntarse si quieren comenzar a ser felices.
Rodearse de gente feliz puede ser un comienzo; no se trata sólo de utilizar a personas alegres para mantener nuestro ánimo a flote, para ser feliz uno debe dar algo a cambio a quienes lo rodean. Los amigos y la familia ayudan a celebrar los éxitos de la vida, también brindan apoyo en los momentos difíciles, sin embargo, las relaciones personales no deben darse por sentadas, ya que necesitan de atención.
Las palabras y acciones amables también ayudan a construir lazos emocionales. No necesariamente debemos ir por allí evitando cualquier crítica, se trata de ser cuidadoso y amable con aquello que se expresa. También se trata de ser más abierto con las personas que apreciamos y hacerles saber de vez en cuando que nos alegra que formen parte de nuestra vida.
Expresar gratitud es mucho más que dar las gracias. Es un sentimiento de admiración, aprecio y agradecimiento que debe formar parte de nuestra vida. A menudo, se necesita una grave enfermedad u otro acontecimiento trágico para sacudir a las personas y hacer que noten de nueva cuenta las cosas buenas de la vida. Hacer un compromiso de practicar la gratitud, es identificar por lo menos una cosa al día que nos enriquece; buscando que sea el primer pensamiento del día y también el último.
Desarrollar el hábito de ver el lado positivo de las cosas puede modificar por completo la perspectiva entera de nuestra vida. Si el optimismo no es algo que tengamos por naturaleza, habrá que comenzar a reconocer cuáles son los pensamientos negativos que tenemos y preguntarnos si existe otra manera de ver la situación; preguntarnos qué se puede aprender de una experiencia y cómo podemos usar ese conocimiento en el futuro.
Las personas que se esfuerzan por alcanzar una meta o cumplir una misión, sin importar que sea grande o pequeña, disfrutan del proceso de trabajar para lograr sus objetivos y obtienen un mayor significado de sus logros cuando los obtienen.
Por último no debemos permitirnos dejar de lado la alegría y posponerla para el día en que estemos menos ocupados o con menos estrés. Ese día podría no llegar nunca. Hay que concentrarse en lo positivo, dejar de vivir en el pasado o preocuparse excesivamente por el futuro y vivir el momento.
