Los factores de riesgo para la neuropatía periférica incluyen una serie de condiciones y comportamientos. Las personas con diabetes que no controlan adecuadamente sus niveles de azúcar en la sangre, son muy propensas a sufrir de alguna neuropatía.
La neuropatía periférica puede ser ampliamente clasificada en las siguientes categorías:
La mononeuropatía (que involucra a un solo nervio), cuyos ejemplos incluyen el síndrome del túnel carpiano, la parálisis del nervio cubital, la parálisis del nervio radial y la parálisis del nervio peroneo.
La mononeuropatía múltiple normalmente involucra a dos o más nervios afectados.
La polineuropatía, es la participación generalizada de los nervios periféricos. Los ejemplos incluyen la neuropatía diabética y el síndrome de Guillain Barré.
Las neuropatías también pueden catalogarse basándose en una clasificación funcional (motoras, sensoriales, autónomas o mixtas), o bien pueden ordenarse por su intensidad, la forma en que inician y su duración (la neuropatía aguda dura algunas horas o días; la subaguda puede durar por semanas o meses y la neuropatía crónica por meses o años).
La forma más común de la neuropatía es la polineuropatía periférica, que afecta principalmente a los pies y las piernas de ambos lados del cuerpo.
Cabe señalar que además de las personas que abusan del alcohol o que tienen deficiencias de vitaminas (especialmente de vitamina B), la neuropatía también es más probable en personas con trastornos del riñón, el hígado o la tiroides.
