La malaria es causada por diferentes parásitos microscópicos del género plasmodium, que son transmitidos con mayor frecuencia por las picaduras de mosquitos.
Un mosquito con los parásitos del virus, normalmente contagia a una persona inyectándolo en su forma infecciosa (esporozoitos), posteriormente la malaria viaja hasta el hígado a través del torrente sanguíneo. Allí puede permanecer latente hasta por un año.
Cuando los parásitos maduran (merozoitos), salen del hígado e infectan a los glóbulos rojos. En esta fase de la enfermedad es cuando las personas suelen manifestar los síntomas de la malaria. Si un mosquito se alimenta de una persona que se encuentra en esta parte del ciclo de infección, no sólo quedará infectado, sino que podrá contagiar la enfermedad a otras personas.