Cuando hablamos del método de congelación de óvulos como una opción para las mujeres que quisieran mantener su capacidad para procrear hijos, también hablamos de un proceso que conlleva varios riesgos; entre ellos están los siguientes:
Las complicaciones relacionadas con el uso de medicamentos para la fertilidad son algo que ocurre en raras ocasiones. Y es que utilizar medicamentos inyectables como la gonadotropina coriónica humana para inducir la ovulación, puede causar el síndrome de hiperestimulación ovárica, en donde los ovarios se hinchan y duelen poco después de la ovulación o la extracción de óvulos.
Los signos y síntomas incluyen dolor abdominal leve, distensión abdominal, náuseas, vómitos y diarrea. Algo que resulta aún más raro, sería desarrollar una forma más grave del síndrome de hiperestimulación ovárica, la cual provocaría un rápido aumento de peso y una dificultad para respirar.
En raras ocasiones, el uso de una aguja de aspiración para recolectar los huevos llega a provocar sangrados, infecciones o daños en el intestino, la vejiga o algún vaso sanguíneo. Los riesgos asociados con la anestesia general -utilizados en algunos procedimientos de recolección- también suelen suponer un problema.
Por otro lado, la congelación de óvulos puede dar falsas esperanzas. Todo el procedimiento, en conjunto con la fertilización in vitro, tiene una tasa de éxito limitado. También es importante considerar que al usar los óvulos congelados para quedar embarazada o con la intención de tener un hijo biológico, el riesgo de aborto involuntario se basaría principalmente en la edad de la mujer, al momento de la extracción de los óvulos.
Algunas investigaciones todavía no han mostrado que exista un aumento en el riesgo de los defectos de nacimiento, en los bebés que nacen como consecuencia de la congelación de óvulos. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para confirmar la seguridad de este proceso.
