Es importante monitorear continuamente a las mujeres que han sufrido de lesiones precancerosas

Cancer mujer chequeo
Un artículo publicado en el Diario Británico de Medicina, sugiere que una mujer que ha sido tratada por lesiones precancerosas en el cuello del útero o la vagina, sigue teniendo un riesgo elevado de desarrollar (en un lapso de veinticinco años) un cáncer invasivo del cuello uterino o la vagina.

Para monitorearlo, los expertos dicen que debe realizarse un frotis de Papanicolau con regularidad, al menos durante los veinticinco años posteriores a un tratamiento de carcinoma in situ, también conocido como displasia.

A pesar de que el carcinoma in situ no es un cáncer, está muy cerca de serlo, ya que las células lucen muy parecidas a las del cáncer, aunque no se encuentran en cualquier tejido, sino que están de forma superficial en las capas suaves de la piel que recubre muchas cavidades del cuerpo, tales como los pasajes nasales o genitales (dicho de otro modo, en la mucosa).

Los científicos analizaron los datos del Registro Nacional de Cáncer en Suecia, esta información incluyó a más de ciento treinta mil mujeres, y abarcó desde el año 1958 hasta el 2012. Todas las mujeres en el estudio habían tenido un diagnóstico de displasia severa.

Los investigadores explican que ochocientas ochenta y un mujeres habían desarrollado cáncer de cuello uterino y ciento once tuvieron cáncer vaginal doce meses después del diagnóstico de carcinoma in situ. Una mujer con ese diagnóstico corre el doble de riesgo de desarrollar cáncer en comparación con la población femenina en general. Este riesgo se elevó aún más cuando la mujer diagnosticada era mayor de cincuenta años; aunque el riesgo aumenta con el paso de las décadas. Según los científicos, el número de casos observados de mujeres que desarrollaron cáncer vaginal fue casi siete veces más alto de lo esperado.

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