Según un grupo de investigadores de la Universidad de California, algunas alternativas de comida rápida que se anuncian como saludables, podrían ser tan perjudiciales como las cadenas comerciales que se dedican a vender hamburguesas y pollo frito.
En el estudio, los investigadores encontraron que los adolescentes y adultos jóvenes que compraban en dichos establecimientos, donde cada persona elige el contenido de su emparedado, consumieron más o menos el mismo número de calorías que las personas que habían comprado comida rápida y hamburguesas.
Los restaurantes de comida rápida son conocidos por ser los principales contribuyentes de las enfermedades del corazón y la epidemia de diabetes en los Estados Unidos. Casi una de cada cuatro personas va a un restaurante de comida rápida al menos dos veces por semana. Allí consumen alimentos que son altos en grasa, azúcar y sal.
Con la obesidad infantil en niveles récord, también es necesario saber el impacto que tienen estas opciones en la salud de los niños. Según el Instituto de Medicina de Estados Unidos, los almuerzos escolares no deben contener más de ochocientas cincuenta calorías cada uno, y el consumo diario de comida y bebida de los adolescentes no debe exceder las dos mil cuatrocientas calorías por día.
Sin embargo, una comida promedio en un local de comida rápida aporta más de mil calorías, esta cantidad no difiere mucho estadísticamente de las novecientas cincuenta y cinco calorías que consume una persona en un restaurante de emparedados. Sin mencionar que la comida en este último aún contiene tres veces más la cantidad de sal que el Instituto de Medicina recomienda.
