Los científicos siguen tratando de comprender mejor la enfermedad de Alzheimer

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Los seres humanos han comenzado a vivir por más tiempo. Aunque para muchas personas esta longevidad no necesariamente implica una mejor calidad de vida. Los últimos años de vida suelen estar marcados por un constante deterioro cognitivo, donde la memoria y la personalidad comienzan a ser reemplazadas por la demencia.

La enfermedad de Alzheimer está en aumento y las compañías farmacéuticas que luchan contra esta enfermedad parecen haberse encontrado con un gran muro. Y es que hace poco, la compañía Baxter anunció un tratamiento para el Alzheimer llamado Gammagard, que resultó ser ineficaz para reducir el deterioro cognitivo en los casi quinientos pacientes que participaron en el estudio. A pesar de que los participantes con cierta predisposición genética a la enfermedad demostraron algunos resultados positivos en el ensayo, Baxter dejará de realizar estudios enfocados en la inmunoglobulina.

En los primeros ensayos, los investigadores habían mostrado que Gammagard podía frenar el deterioro cognitivo de cuatro pacientes con Alzheimer durante tres años. Tomando en cuenta que las personas con este padecimiento se ven afectados cada doce meses, los resultados iniciales eran bastante notables.

Sin embargo, varios miembros de la comunidad científica señalaron que algunos pacientes con Alzheimer no empeoran durante tres años, o incluso seis u ocho. Dejando al nuevo tratamiento como algo demasiado optimista.

Los medicamentos que se utilizan actualmente para tratar los síntomas del Alzheimer, pueden disminuir la ansiedad, el insomnio, o mejorar temporalmente la función cognitiva. Pero de acuerdo con la Asociación de Alzheimer, estos medicamentos ayudan a enmascarar los síntomas de la enfermedad, pero no combaten las causas subyacentes.

Los recientes fracasos en la creación de nuevos tratamientos y dietas, ponen de relieve cómo es que la enfermedad sigue siendo difícil de comprender para los científicos. Por fortuna, los investigadores están haciendo muchos progresos en el diagnóstico del padecimiento, usando biomarcadores (proteínas, o moléculas ligadas con la enfermedad específica) para analizar el fluido espinal y la sangre, o con el uso de tomografías para distinguir los cerebros sanos de aquellos que sufren Alzheimer. Al final, lo más importante es realizar una detección temprana para mejorar la eficacia de los medicamentos.

A medida que la esperanza de vida se alarga, se espera que la incidencia de la enfermedad del Alzheimer lo haga proporcionalmente. Será cuestión de esperar a que en los próximos años surjan nuevas ideas para su tratamiento. Aunque eso no evita que nos preguntemos ¿Cuál es el sentido de vivir más tiempo si eso implica perdernos a nosotros mismos en el proceso?

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