La lesiones o traumas en el pene pueden ser accidentales o deliberados. En el caso de las lesiones peneanas, muchas son producto de eventos particularmente violentos, que pueden ser autoinducidos o causados por una pareja celosa o ex amante.
A pesar de la publicidad que estas situaciones reciben en los medios, la lesión peneana deliberada es rara en las culturas occidentales, pero ocurre con mayor frecuencia en el lejano oriente. Donde las lesiones más comunes son la amputación y fractura de pene.
La fractura de pene se produce cuando se aplica una fuerza anormal en el pene erecto. La fractura es en realidad un desgarre de la túnica albugínea; la gruesa capa fibrosa que rodea el tejido del cuerpo cavernoso donde se produce la erección. Es una lesión poco frecuente, y no siempre es el resultado de recibir daños en el pene durante el acto sexual. La mayoría de estos casos se producen en un solo lado del pene, mientras que sólo en el diez por ciento de los casos, el desgarre se extiende por dentro de la uretra.
Los síntomas de una fractura de pene incluyen un sonido de fractura, dolor inmediato, moretones, una pérdida inmediata de la erección y sangrado en los casos donde se daña a la uretra. Todo esto es conveniente tratarlo rápidamente colocando bolsas de hielo (siempre cubiertas por un paño antes de aplicar en la piel) y usando fármacos antiinflamatorios para aliviar el dolor.
Estos procedimientos tienen resultados satisfactorios en el ochenta por ciento de los pacientes que vuelven a tener erecciones indoloras. Pero en el resto, el dolor residual y la deformidad o angulación en el pene, pueden llevarlos a tener dificultades con el sexo. Estos pacientes necesitan una uretografía (una prueba que muestra si el tubo uretral está intacto) para excluir el daño uretral.
Si la uretra no está dañada, cualquier acumulación de sangre debe drenarse para reparar los tejidos dañados y la túnica albugínea. Las lesiones uretrales deben ser reparadas siempre que ocurran, aunque en el veinte por ciento de los hombres sucede algo llamado estenosis uretral o estrechamiento, después de la cirugía.
En el caso de la eliminación traumática de una parte del pene o de todo el pene, la pérdida de sangre puede ser considerable y potencialmente mortal, sobre todo cuando la amputación ocurre con el pene erecto. En otras palabras, el resultado de la cirugía está relacionado estrechamente con la capacidad para mantenerse con vida y de mantener en buen estado la porción cortada.
El objetivo de la cirugía es restablecer la longitud del pene y sus diferente funciones de ser posible. En comparación con otras formas de reconstrucción, la microcirugía ofrece la mejor oportunidad de tener una uretra funcional. Tomando un cuidado especial en el momento de volver a conectar las venas, especialmente la vena dorsal profunda, para restaurar el drenaje venoso y prevenir la hinchazón provocada por el flujo sanguíneo después de la operación.
