Según los datos de un estudio realizado por la Universidad de Helsinki, las personas que son testigos de intimidación en su lugar de trabajo, o son víctimas de acoso escolar, son más propensos a recibir tratamiento con medicamentos psicotrópicos; desde pastillas para dormir, hasta antidepresivos.
La intimidación en el lugar de trabajo o ‘mobbing‘, se asocia con problemas de salud mental entre los empleados. Sin embargo, los investigadores explicaron que no es posible saber si estos problemas se traducen en la necesidad de un tratamiento farmacológico, ya que ningún análisis previo había tratado de estudiar a los testigos de la intimidación, su experiencia y el posible vínculo con los psicofármacos.
Para el estudio, se les pidió a más de seis mil seiscientos trabajadores finlandeses que hablaran sobre sus experiencias de acoso en el lugar de trabajo, ya sea como testigos o como víctimas, entre el año 2000 y 2002. Todos los empleados que participaron en la encuesta eran parte del estudio de salud de Helsinki y tenían entre cuarenta y sesenta años.
Los investigadores descubrieron que el cinco por ciento de los empleados afirmaron ser víctimas constantes de mobbing, mientras que el dieciocho por ciento de las mujeres y el doce por ciento de los hombres reportaron haber sido intimidados en algún momento, ya sea en su empleo actual o alguno de los anteriores.
Además, la mitad de las personas dijo que habían sido testigos de acoso laboral ocasionalmente o con frecuencia. Las mujeres que habían sido víctimas de este problema, eran un cincuenta por ciento más propensas a ser tratadas con un medicamentos psicoactivos. Los hombres por su parte, tenían el doble de probabilidades de ser recetados con una medicación psicotrópica cuando habían sido víctimas de mobbing.
Si es verdad que el acoso laboral implica el uso posterior de algún tipo de medicación psicotrópica, estos resultados destacan la importancia de atender y prevenir este fenómeno, con el objetivo de evitar problemas mentales entre los empleados.
Cabe mencionar que los investigadores identificaron dos factores que podrían tener un impacto significativo en la rotación de personal: la intimidación dentro de una organización o empresa y en el menor número de casos, cuando otro empleo está disponible.
