Un grupo de investigadores en el Hospital de Boston, informó que los carbohidratos altamente procesados pueden desencadenar el mismo mecanismo en el cerebro, asociado con la adicción a alguna sustancia.
Cuando los participantes del estudio sabían que la entrega de una comida apetitosa llegaría pronto, los científicos encontraron una correlación entre la adicción a los alimentos y una mayor actividad en la corteza cingulada anterior, la amígdala y la corteza medial orbitofrontal.
En otras palabras, el consumo de alimentos de alto índice glucémico, tales como los carbohidratos altamente procesados, puede desencadenar un hambre abrumadora y estimular regiones del cerebro asociadas con la recompensa y los antojos. Más allá de la recompensa y el deseo, esta parte del cerebro también está relacionada con el abuso de sustancias y la dependencia.
El índice glucémico mide la rapidez y la cantidad con la que ciertos alimentos aumentan los niveles de glucosa en la sangre. Después de comer, nuestro cuerpo descompone la mayoría de los hidratos de carbono y los convierte en glucosa (nuestras células necesitan glucosa para sobrevivir).
Cabe señalar que no todos los carbohidratos se descomponen en glucosa o se liberan en el torrente sanguíneo a la misma velocidad, ya que esto depende del tipo de carbohidratos que comemos. Algunos ejemplos de alimentos con alto índice glucémico son el pan blanco, la mayoría de los tipos de arroz, las galletas, las hojuelas de maíz, la maltosa y la papa.
Los científicos creen que la reducción de dichos alimentos podría ayudar a evitar que las personas con obesidad, coman en exceso.
