La mayoría de las personas es capaz de reconocer cuando están estresadas. Algunas señales físicas como las mariposas en el estómago, el rostro sonrojado o la tensión muscular son fáciles de notar. El problema es que dichos síntomas pueden ser muy difíciles de controlar. De hecho, una vez que estos comienzan, se convierten en una bola de nieve.
Por estas razones, se ha creado un biosensor capaz de ayudar a la gente a medir su estrés de forma objetiva, mediante la visualización digital de los resultados. Este dispositivo se suma a una larga lista de sensores que tienen por objetivo aumentar el conocimiento del cuerpo y la salud.
Este biosensor mide la respuesta galvánica de la piel, así como los cambios en la misma, provocados por una situación estresante, una aceleración en el corazón, o la activación de las glándulas sudoríparas. Este aparato se sostiene entre el pulgar y el índice, transmitiendo la información por Bluetooth a un dispositivo móvil, hacia una aplicación que lo interpreta para el usuario.
Las personas podrán interactuar con una serie de juegos de retroalimentación, diseñados para obtener un control consciente de su estado psico-fisiológico. Según sus creadores, este dispositivo será entregado antes de febrero de 2014.
