De acuerdo con los investigadores del Instituto de Tecnología de Illinois, algunas impresoras 3D disponibles en el mercado, emiten partículas de tamaño nanométrico que son potencialmente dañinas.
Ellos dicen que la inhalación de una gran cantidad de estas partículas se ha asociado con condiciones adversas para la salud, como el asma, y las enfermedades cardiorrespiratorias. Los estudios también han relacionado las altas concentraciones de partículas ultrafinas con un aumento de ingresos hospitalarios por derrame cerebral.
Para el estudio, los investigadores midieron las tasas de partículas ultrafinas emitidas por las impresoras 3D, dentro de un pequeño espacio cerrado de oficina. Las partículas ultrafinas son partículas pequeñas, de tamaño nanométrico, que tienen menos de cien nanómetros de diámetro.
Los resultados revelaron altas tasas de partículas ultrafinas -alrededor de veinte mil millones de partículas por minuto- en las impresoras que utilizan ácido poliláctico como materia prima. Y de doscientos mil millones de partículas por minuto para las impresoras 3D que usan acrilonitrilo butadieno estireno como materia prima.
Las diferencias principales entre estas impresoras y las partículas emitidas por una estufa de gas o una vela aromática, radican en sus niveles de toxicidad, que son resultado de las diferencias en la composición química de las materias primas. La investigación previa ha revelado efectos tóxicos en ratones y ratas.
Mientras se realizan más experimentos controlados, los científicos sugieren tener especial cuidado al operar algunas impresoras 3D en ambientes interiores sin ventilación. Cabe mencionar que la impresión en 3D ha resultado de gran ayuda en el campo de la medicina, y principalmente en el ámbito comercial e industrial.
