Las personas que están en la creencia de que es más difícil conseguir una buena noche de sueño cuando la luna está llena, podrían tener razón. Al menos esto es lo que dicen los investigadores de la Universidad de Basilea, respecto a la forma en que la luna llena afecta la calidad del sueño.
Una serie de pruebas realizadas en Suiza, mostró una relación entre las fases lunares y los patrones de sueño: donde éste presentó algunos trastornos cuando había luna llena. A medida que los participantes dormían, se midió la actividad cerebral, los movimientos oculares y los niveles de hormonas en diferentes fases del sueño.
Ni los investigadores del laboratorio de sueño que tomaron las mediciones, ni los participantes, estuvieron conscientes de que al final se haría un análisis de los datos del sueño, tomando en cuenta los ciclos de la luna. Además, los participantes no pudieron ver la luna desde sus camas, dentro del laboratorio.
El análisis mostró que los participantes no durmieron tan bien cuando había luna llena. Esto se reflejó tanto en las medidas subjetivas (la opinión de los mismos voluntarios), como en las objetivas. Y es que en las noches de luna llena, los voluntarios esperaron cinco minutos más para dormir, y su sueño fue veinte minutos más corto en promedio. También hubo una caída en los niveles de melatonina (una proteína que ayuda a regular los ciclos de sueño y vigilia).
Esta es la primera evidencia fiable de que el ritmo lunar puede modular la estructura del sueño en los seres humanos, cuando se mide en las condiciones altamente controladas de un protocolo de estudio. El presente estudio revela que, incluso cuando no somos capaces de ver la luz de la luna, nuestro cuerpo responde de alguna manera ante este hecho.
