Ocurren muchos cambios en el cuerpo cuando una persona se siente ansiosa. Uno de los primeros cambios consiste en respirar rápidamente. La hiperventilación afecta el balance de oxígeno y dióxido de carbono en el cuerpo, dando lugar a síntomas físicos provocados por la ansiedad, tales como mareos, sensación de ahogo, aumento del ritmo cardíaco y tensión muscular.
Aprender a controlar la respiración puede mantener los síntomas de la ansiedad bajo control. Practicar algunos ejercicios de respiración será de gran ayuda para mantener la calma en situaciones de gran estrés.
El primer paso es sentarse cómodamente con la espalda recta y los hombros relajados. Después se coloca una mano en el pecho y la otra en el estómago. Al inhalar lenta y profundamente por la nariz durante cuatro segundos, la mano sobre el estómago debe levantarse, mientras que la mano en el pecho debe moverse muy poco.
La respiración debe contenerse durante dos segundos, exhalando el aire durante seis segundos, tanto como sea posible. La mano sobre el estómago debe moverse a medida que se exhala, pero la otra mano debe moverse muy poco. Este paso debe repetirse varias veces.
Además de los ejercicios de respiración profunda, la práctica regular de técnicas de relajación como la meditación, el yoga y la relajación progresiva de los músculos, también ayudará a mantener bajo control los síntomas físicos de la ansiedad.
