Si un amigo o miembro de la familia padece algún trastorno obsesivo compulsivo, lo primero que debemos hacer es informarnos al respecto. Es importante compartir con él lo que hayamos aprendido y hacerle saber que existe ayuda disponible. En algunos casos, basta con saber que este padecimiento es tratable, para proporcionar la motivación suficiente y lograr que nuestro ser querido busque ayuda.
La manera en que reaccionamos a los síntomas del trastorno obsesivo compulsivo de un ser querido puede tener un gran impacto. Los comentarios negativos o críticas pueden hacer que este trastorno empeore, mientras que un ambiente de calma y apoyo puede ayudar a mejorar los resultados del tratamiento.
Resulta esencial centrarse en las cualidades positivas de la víctima y evitar hacer críticas personales. Al reprenderlos y ejercer presión sobre ellos, sólo lograremos que su comportamiento empeore, después de todo, estas conductas son síntomas y no un defecto del carácter. Es importante ser tan amable y paciente como sea posible. Cada paciente tiene que superar los problemas con su propio ritmo. También es de gran importancia elogiar cualquier intento exitoso por resistirse a los comportamientos del trastorno obsesivo compulsivo, centrando nuestra atención en los elementos positivos.
Cabe señalar que ayudar a la víctima no implica apoyar sus rituales de comportamiento, ya que esto sólo reforzará el problema. Hablar con el resto de la familia para determinar la forma en que todos trabajarán juntos, es una gran manera de hacerle frente a los síntomas del trastorno obsesivo compulsivo. La comunicación es importante para encontrar un equilibrio y apoyar a nuestro ser querido sin angustiarlo aún más.
El humor puede ayudar a quienes padecen este trastorno a ser más independientes de la enfermedad. Pero las situaciones sólo son graciosas si a la víctima le resulta divertido también. No debemos jugar con los rituales de nuestro ser querido.
