Algunos pacientes médicos con un consumo poco saludable del alcohol pueden beneficiarse con una intervención breve. El primer paso para un alcohólico es reconocer que tiene un problema de dependencia al alcohol. El siguiente paso es obtener ayuda.
A pesar de que en la mayor parte del mundo hay varios grupos de apoyo y servicios profesionales disponibles, muchas personas con una situación de vida psicosocial estable, a menudo demoran en buscar ayuda para sus problemas con el alcohol, a pesar de que estos sean serios.
Un tratamiento bastante peculiar realizado en Noruega, consiste en utilizar dietilamida de ácido lisérgico o LSD, la conclusión fue que una sola dosis de la droga psicodélica fue eficaz en la reducción del consumo excesivo de alcohol.
Por otro lado, los fumadores tienen un mayor riesgo de recaída en el abuso del alcohol en comparación con los no fumadores. Esta práctica también afecta la memoria, el aprendizaje y otras habilidades cognitivas.
Otra opción más convencional de tratamiento es la autorregulación del consumo. Al menos el treinta por ciento de las personas con problemas de alcohol logra reducir su problema sin buscar ayuda profesional.
En cambio, un consejero calificado puede ayudar a los pacientes, a través de una charla donde exponga sus problemas y se elabore un plan para hacer frente a la bebida. La terapia cognitivo conductual se utiliza comúnmente para tratar la dependencia al alcohol. En los casos más extremos, se puede recurrir al uso de medicamentos que reduzcan la ansiedad durante los periodos de abstinencia.
A veces el alcoholismo tiene problemas subyacentes como el estrés, los problemas con la autoestima, la ansiedad, depresión o algún otro problema de salud mental. En éste y los demás casos, el apoyo familiar es crucial, y un buen médico de cabecera puede proporcionar un soporte vital.
