Antes de recibir anestesia local, es de vital importancia informar al médico si está tomando algún medicamento, especialmente si son agentes anticoagulantes, como la aspirina o warfarina.
El médico puede indicarle al paciente que no ingiera ningún alimento unas cuantas horas antes de la cirugía. Además, es importante asegurarse de que la persona no beba nada de alcohol veinticuatro horas antes de recibir la anestesia.
Minutos después de la aplicación de un anestésico local a un área determinada del cuerpo, esta comenzará a sentirse adormecida; el médico no procederá a realizar la cirugía si el paciente no siente el efecto adormecedor. A pesar de que la anestesia previene la sensación del dolor, aún es posible sentir algo de presión en la zona de la intervención.
Generalmente se administra un sedante en conjunto con el anestésico, esto ayudará a que el paciente se sienta más tranquilo y menos ansioso. El tipo de sedante dependerá de la cirugía que se va a realizar, y de lo ansiosa que la persona pueda estar.
Los médicos harán un seguimiento de la cantidad de oxígeno en la sangre mediante un pequeño dispositivo colocado en el dedo, en raras ocasiones se utiliza un tubo nasal plástico para proporcionar oxígeno adicional.
Los efectos secundarios asociados con la anestesia local y la sedación son menos frecuentes que los asociados con la anestesia general. Sin embargo, incluyen dolor de cabeza, mareos y vómito.
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