Gracias a una revisión a gran escala de cuatrocientos trabajos de investigación en la neuroquímica de la música, se ha encontrado que esta puede mejorar la función del sistema inmune del cuerpo y ayudar a reducir los niveles de estrés.
Escuchar música también ha demostrado ser más efectivo que el uso de medicamentos recetados para disminuir la ansiedad de una persona antes de someterse a una cirugía.
Por ejemplo, un informe del año 2011 indicó que la ansiedad en los pacientes con cáncer se puede reducir con la música. Los investigadores fueron capaz de documentar los mecanismos neuroquímicos en los que la música tiene efecto dentro de cuatro dominios: el control sobre el estado de ánimo, el estrés, la inmunidad y como una ayuda para la vinculación social.
Los resultados mostraron que la música aumenta un anticuerpo que juega un papel importante en la inmunidad de la mucosa del sistema, conocido como inmunoglobulina A. Así como los conteos de las células que atacan los gérmenes y bacterias que invaden al organismo.
Escuchar y tocar música también puede disminuir los niveles de cortisol (la hormona del estrés). Sin mencionar que la terapia musical, cuando se combina con otros cuidados tradicionales, es un tratamiento eficaz para la depresión.
En otros casos se ha sugerido la administración de naltrexona (un medicamento antagonista de los opioides, utilizado cuando una persona está teniendo problemas por la abstinencia del alcohol), para determinar si el placer musical se siente alentado por los mismos sistemas químicos del cerebro, activados por otros tipos de placer, como la comida.
Un estudio de 2011 sugirió que la música excitante es similar a la comida y el sexo, dicho de otro modo, más placer y expectación, significan más dopamina.
