Cuando una pareja hace caso omiso de la voz de su cónyuge, dentro de una habitación llena de personas, lo más probable es que así lo haya elegido. Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Queen, en Canadá, afirma que la voz reconocible de un cónyuge puede destacar en comparación con el ruido de fondo, agudizando la percepción y el enfoque de otras voces individuales.
Para comprobarlo se registró a un grupo de parejas casadas con edades que iban desde los cuarenta y cuatro años, hasta los setenta y nueve. Se les pidió que leyeran unas líneas en voz alta, para que cada pareja escuchara a través de unos auriculares, de manera separada, la voz de su cónyuge al mismo tiempo que la voz de un extraño.
En algunos casos se les pidió a los participantes repetir lo que dijo su pareja, y en otros casos se les pidió repetir lo que había dicho el desconocido. Al parecer, las voces familiares pueden influir en la forma en que el cerebro organiza la percepción.
Los resultados mostraron que los participantes fueron capaces de percibir la voz de su cónyuge mucho más claramente que la voz del extraño, y este nivel de precisión no cambió entre los participantes de mayor edad en el estudio. Sin embargo, cuando se les pidió percibir la voz del extraño, los investigadores notaron que las diferencias relacionadas con la edad surgieron.
Los adultos de mediana edad podían seguir con facilidad la voz desconocida, sobre todo cuando se enmascaraba con la voz de su pareja. Dicho de otro modo, podían comprender mejor la voz desconocida, cuando se reproducía junto con la voz de su cónyuge, en comparación con las veces que se escuchaba al mismo tiempo que la voz de otro desconocido.
A medida que los participantes aumentaban la edad, eran menos capaces de distinguir lo que la voz del extraño estaba diciendo. Así que la gente de mediana edad es capaz de hacer caso omiso de su cónyuge, pero las personas mayores casi no tienen esta capacidad. Al parecer la capacidad de organizar la percepción de otras voces se debilita con los años, pero no así la capacidad de reconocer una voz familiar.
