Existen dos formas distintas de realizar una vasectomía masculina: por un lado está la vasectomía convencional y por el otro la vasectomía sin bisturí. Al momento de elegir, lo más recomendable es hablar con el médico para que sea él quien ayude a determinar cuál de los dos procedimientos es el más adecuado para el paciente.
En primer lugar se aplica la anestesia local para adormecer el escroto y los testículos, de manera que el paciente no sienta dolor durante la intervención. En la mayoría de los casos el paciente se encuentra despierto durante el procedimiento. Sólo algunas excepciones implican el uso de un anestésico general.
La vasectomía convencional implica realizar dos pequeñas incisiones en ambos lados del escroto. Estos cortes permiten al cirujano entrar y romper una sección de los conductos que transportan el esperma, llamado conducto deferente. Los conductos deferentes son sellados o atados antes de suturar los cortes.
En el caso de la vasectomía sin bisturí, una pequeña abrazadera mantiene los conductos deferentes fijos en un sitio, posteriormente se perfora un pequeño agujero en la piel del escroto, que permite al cirujano cortar de manera similar los conductos deferentes y sellarlos hacia arriba. Este procedimiento se está convirtiendo en algo cada vez más común, debido a que tiene un menor número de complicaciones en comparación con la técnica convencional.
La vasectomía sin bisturí es fácil de realizar en una instalación médica simple. Y los médicos pueden ser entrenados con eficacia para llevar a cabo el procedimiento.
