La promiscuidad podría ser culpa de un ‘gen egoísta’

Promiscuidad gen egoista
Un nuevo estudio realizado en Nueva Zelanda, apoya la idea de que los ‘genes egoístas‘ pudieron haber animado a las personas a aparearse con el objetivo de infectar a otros genomas.

Las aves lo hacen, las abejas lo hacen, pero ¿Por qué muchos de los esfuerzos de la naturaleza se dedican a la reproducción sexual? Algunos afirman que el placer juega un papel importante, pero desde el punto de vista evolucionista, este aspecto no surgió hasta mucho después de que el proceso de mezcla de genes entre los individuos produjo una nueva descendencia.

Los genes egoístas o parasitarios son aquellos que han frustrado los principios de las reglas de la herencia de Mendel, que explican la forma en que se transmiten los rasgos de una generación a la siguiente.

Gracias a la reproducción sexual, los genes egoístas se han expresado excesivamente en la descendencia. Además, no traen ningún beneficio a sus anfitriones. Estos genes han sido bastante estudiados, y los biólogos y genetistas saben mucho acerca de los procesos moleculares que subyacen a su evolución.

Sin embargo, lo que no se conoce del todo es el efecto que tienen sobre sus anfitriones. Por esta razón, los científicos de la Universidad de Auckland realizaron un estudio para explorar la idea de que los genes egoístas sólo pueden propagarse a través del sexo con diferentes parejas.

Dicho de otro modo, todos los genes egoístas dependen críticamente del sexo para extenderse, por lo que cualquier gen egoísta se correlaciona con un aumento de la sexualidad del huésped y se beneficia del mismo.

Al final de la investigación, los datos mostraron que un gen egoísta puede aumentar la disposición del huésped para tener sexo. Sin embargo, los autores también sugieren que sus hallazgos apoyan la idea de que los genes egoístas pudieron haber fomentado el sexo para evolucionar en primer lugar.

kostleige.com

Entradas relacionadas