En casos muy raros las personas que toman atorvastatina, también conocida como Lipitor, pueden desarrollar una enfermedad llamada rabdomiolisis, que ocurre cuando los músculos esqueléticos se descomponen, liberando proteínas como la mioglobina en el torrente sanguíneo. Estas proteínas pueden ser muy malas para los riñones y pueden conducir a la insuficiencia renal.
Otros de sus efectos secundarios son la artritis, el dolor de espalda, la bronquitis, el dolor de pecho, la fatiga, la infección, el insomnio, la faringitis, erupciones en la piel, rinitis, sinusitis, dolor de estómago e infecciones del tracto urinario.
Las mujeres embarazadas no deben tomar Lipitor ya que pueden afectar el desarrollo prenatal y dañar al feto. También se recomienda que las mujeres que están amamantando no tomen la medicación, ya que aún se desconoce si el fármaco pasa a la leche materna, lo que podría dañar al bebé.
Es aconsejable suspender el consumo de toronjas durante los tratamientos con Lipitor, ya que aumenta el nivel del medicamento en la sangre y puede conducir a una sobredosis por toxicidad.
Por otro lado, el gemfibrozil, el clofibrato y el fenofibrato, pueden interactuar con el Lipitor y aumentar el riesgo de desarrollar rabdomiolisis o miopatía.
Algunos inhibidores del CYP3A4, como la telitromicina, el voriconazol y el itraconazol, pueden causar efectos secundarios graves si interactúan con Lipitor, a medida que aumentan las concentraciones séricas de la droga.
En diciembre de 2011, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) anunció la aprobación de la primera versión genérica de lo que entonces era la medicación más vendida del mundo.
Es importante señalar que Lipitor es comercializado por los laboratorios Pfizer.
