Un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte ha descubierto que un compuesto de origen natural puede ser incorporado en los procesos de impresión en tercera dimensión para crear implantes médicos de polímero no tóxicos. El compuesto es la riboflavina, mejor conocida como vitamina B2.
Esto abre la puerta a una gama mucho más amplia de materiales para implantes biocompatibles, que pueden ser utilizados para desarrollar diseños de implantes personalizados utilizando tecnología de impresión 3D.
Los investigadores del estudio se centraron en una técnica de impresión 3D llamada polimerización de dos fotones, ya que esta técnica se puede utilizar para crear objetos pequeños con las características detalladas; tales como estructuras para la ingeniería de tejidos, microagujas u otros dispositivos de liberación de fármacos implantables.
La polimerización de dos fotones es una técnica de impresión 3D para la fabricación de estructuras sólidas a pequeña escala a partir de muchos tipos de precursores líquidos fotorreactivos. Los precursores líquidos contienen químicos que reaccionan a la luz, convirtiendo el líquido en un polímero sólido. Al exponer el precursor líquido al volumen esperado de luz, la técnica permite a los usuarios imprimir los objetos en tercera dimensión.
Sin embargo, la polimerización de fotones tiene sus inconvenientes. La mayoría de los productos químicos mezclados en los precursores para hacerlos fotorreactivos también son tóxicos, por lo que sería problemático si las estructuras se utilizan en un implante médico o están en contacto directo con el cuerpo.
Por esta razón se ha determinado que la riboflavina se puede mezclar con un material precursor para que sea fotorreactivo. Y la riboflavina es a la vez un compuesto no tóxico y biocompatible. Después de todo es una vitamina que se encuentra en todo, desde los espárragos hasta el queso.
