Los signos y síntomas de la bronquitis aguda y crónica incluyen: la inflamación o hinchazón de los bronquios, tos, producción de moco transparente, blanco, amarillo, gris o verde (esputo), dificultad para respirar, sibilancia, fatiga, fiebre y escalofríos, dolor en el pecho o malestar, nariz tapada o secreción nasal.
La bronquitis aguda generalmente resulta en una tos persistente que se prolonga por varias semanas, incluso después de que se resuelve la bronquitis. La inflamación a largo plazo de la bronquitis crónica conduce a la cicatrización de los bronquios y las vías respiratorias, lo que lleva a la producción de mucosidad excesiva.
Otros síntomas de la bronquitis crónica son las infecciones respiratorias frecuentes y una tos que empeora en las mañanas con el clima húmedo.
Además de un examen de los antecedentes médicos familiares y personales, hay varias pruebas que se utilizan para diagnosticar la bronquitis. Si un médico escucha los sonidos sibilantes o anormales al auscultar los pulmones con un estetoscopio, es posible que ordene algunas radiografías del tórax.
También es posible emplear una prueba de la función pulmonar, usando un dispositivo llamado espirómetro. Con él se puede detectar el asma o el enfisema. Los médicos también ordenarán un análisis de esputo (el material que expulsa el paciente de los pulmones) para realizar un cultivo, que pueda revelar el tipo de bacteria, en su caso, que está presente en el cuerpo.
Las pruebas adicionales incluyen análisis de sangre y mediciones de saturación de oxígeno.
