El envejecimiento podría estar relacionado con una proteína

Envejecimiento proteina
La búsqueda de una vida más larga y saludable ha sido parte de la experiencia humana desde que evolucionó nuestra capacidad de reconocer el concepto de la muerte individual.

Nuestra comprensión de la biología del envejecimiento a nivel molecular está avanzando tan rápidamente, que parece inevitable que el hombre pueda vivir una o dos décadas más en el futuro. Por esta razón, la Universidad de Berkeley anunció recientemente un descubrimiento que podría representar un paso más hacia la inmortalidad.

Los estragos del envejecimiento parecen estar relacionados con el estrés oxidativo, combinado con el agotamiento de los telómeros. Sin olvidar una serie de factores conocidos y desconocidos. Ahora bien, el nuevo objeto de estudio es una clase de proteínas llamadas sirtuinas, que se sabe juegan un papel central en la regulación del envejecimiento y la longevidad en muchos modelos no humanos; como los ratones.

La evidencia indica que estas proteínas también desempeñan un papel similar en los seres humanos. Los seres humanos que viven después de los noventa años, sólo tienen una de las dos variantes de esta proteína en sus cuerpos. La mutación de una sola de las variantes, parece ser suficiente para afectar significativamente la longevidad de un organismo.

En su investigación, los científicos usaron la variante SIRT3 para rejuvenecer las células madre extraídas de la sangre de un grupo de ratones viejos. Los resultados mostraron que las células jóvenes tienen bajos niveles de estrés oxidativo, sin embargo, a medida que un organismo crece, no puede mantener el ritmo.

La conclusión fue que en ausencia del SIRT3, el progreso de la vejez se produce antes y más rápidamente, pero al aumentar la cantidad de esta proteína mediante la infusión de células madre, la capacidad de los ratones para producir nuevas células sanguíneas vuelve.

Sin embargo, se necesitan más estudios para descubrir si este procedimiento funciona en organismos más complejos, aún después de que estos hayan experimentado eventos normales de envejecimiento.

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