La posibilidades de una complicación durante una infección del tracto urinario, usando el tratamiento oportuno y adecuado, son pocas. Sin embargo, las infecciones urinarias no tratadas, con el tiempo pueden dar lugar a infecciones renales agudas o crónicas, lo que resultaría en un daño a los riñones posiblemente permanente.
Una mujer embarazada con una infección urinaria tiene un mayor riesgo de dar a luz a un bebé de forma prematura. Además de tener un bebé con bajo peso al nacer.
En el caso de las recurrencias, las mujeres que tienen al menos tres infecciones del tracto urinario, probablemente continuarán teniendo más de ellas. Es importante señalar que no todos los casos de infección pueden prevenirse, pero existen algunas cosas que podemos hacer para reducir el riesgo.
Algunos estudios han demostrado que beber jugo de arándano ayuda a reducir el riesgo de infecciones urinarias en desarrollo. Para aquellos con infecciones urinarias recurrentes se recomiendan suplementos más fuertes. Los pacientes que toman warfarina, no deben tomar jugo de arándano o suplementos en cápsulas. El polvo de arándano puede inhibir la bacteria que se encuentra en las infecciones complicadas del tracto urinario (Proteus mirabilis), una bacteria conocida por colonizar los catéteres urinarios.
El estreñimiento puede aumentar el riesgo de desarrollar una infección urinaria. Por lo tanto, el estreñimiento se debe tratar rápidamente o prevenirse. Contener la orina tampoco es recomendable. La higiene genital es muy importante, se aconseja lavar los genitales todos los días, antes de tener sexo y vaciar la vejiga después de tener relaciones sexuales.
Para evitar mayores complicaciones, debe suspenderse el uso de productos irritantes femeninos, tales como rociadores de desodorantes, lavados vaginales, jabones perfumados y polvos que puedan irritar a la uretra.
