La endometriosis es una condición común que afecta alrededor del diez por ciento de las mujeres en sus años reproductivos. Un nuevo estudio realizado por científicos del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, en Seattle, ha encontrado que dos pesticidas organoclorados (alguna vez utilizados ampliamente en los Estados Unidos para el control de plagas y la agricultura), ahora prohibidos, están vinculados con un mayor riesgo de esta enfermedad crónica.
Los autores señalan que a pesar de que la endometriosis no es cancerosa, se caracteriza por un tejido que normalmente recubre el interior del útero o matriz. Al crecer se dispersa a otras áreas u órganos, afectando los ovarios, las trompas de Falopio y el revestimiento de la cavidad pélvica. Los síntomas comunes incluyen típicamente periodos menstruales dolorosos, dolor pélvico e infertilidad.
Para muchas mujeres, los síntomas de la endometriosis pueden ser crónicos y debilitantes, afectando negativamente la calidad de la salud, las relaciones personales y la productividad en el trabajo.
Debido a que la endometriosis es una condición vinculada con el estrógeno, los investigadores decidieron estudiar el papel que los productos químicos ambientales con propiedades estrogénicas, como los pesticidas organoclorados, tienen sobre el riesgo de desarrollar la enfermedad.
El Diclorodifeniltricloroetano (DDT) es uno de los organoclorados más conocidos. Aunque estos tipos de pesticidas ya no se utilizan en los Estados Unidos, el gobierno señala que todavía están presentes en el ambiente.
Los resultados de la investigación mostraron que las mujeres que tenían una mayor exposición a dos pesticidas organoclorados (beta-hexaclorociclohexano y mirex), tenían un mayor riesgo de endometriosis; aproximadamente entre el treinta y el setenta por ciento.
Los autores del estudio dijeron que les pareció interesante encontrar este tipo de productos químicos en las muestras de sangre de las mujeres del estudio, a pesar del hecho de que los pesticidas han sido prohibidos en los Estados Unidos desde hace varias décadas.
El mensaje principal de este estudio es que los productos químicos ambientales persistentes, incluso los usados en el pasado, pueden afectar la salud de la generación actual de mujeres en edad reproductiva con respecto a una enfermedad impulsada por la actividad hormonal.
