El número de adultos mayores que viven solos es cada vez mayor. Y en muchos casos, los perros proporcionan un fuerte apoyo emocional a las personas. Según un grupo de investigadores de la Universidad Newcastle, ese vínculo tan fuerte también podría ser útil para monitorear el bienestar de la mascota y el de su propietario.
Ellos han desarrollado un sensor para vigilar los movimientos de los perros en el hogar y fuera de la casa.
La premisa de su investigación es que los cambios en los patrones de comportamiento del perro, tales como la cantidad de comida que está ingiriendo, la duración y la regularidad de sus paseos, podrían señalar rápidamente las variaciones en el bienestar de sus dueños de la tercera edad.
Para detectar estos cambios, el equipo creó un sensor basado en un collar impermeable con un acelerómetro y un micro controlador. Fue adaptado a los diferentes tamaños de los perros con el fin de incluir la mayor cantidad posible de razas, y está protegido por una carcasa de policarbonato.
Con el fin de establecer puntos de referencia, se colocaron cámaras para grabar su comportamiento. Durante el análisis de los datos recogidos, el equipo de investigación clasificó las actividades del perro en diecisiete categorías que incluyen ladrar, masticar, beber, oler y varios otros. El equipo también evaluó el sistema contra diferentes razas.
Esto sólo fue el primer paso, pero la idea detrás de esta investigación es apoyar de forma discreta a las personas sin la necesidad de cámaras. Aproximadamente el treinta por ciento de los hogares del Reino Unido tiene al menos un perro mascota. En resumen, el estudio podría conducir a una nueva forma de cuidado de los ancianos, así como sus amigos de cuatro patas.
