Psicológicamente hablando, las dietas rigurosas pueden llevar a episodios de ansiedad, una obsesión enfermiza con la comida e incluso a un posible trastorno alimenticio. En el extremo social, salir a comer con sus amigos podría convertirse en un problema, la mayoría de los restaurantes y lugares para comer, no cuentan con la estricta serie de alimentos que dictan las dietas extremas.
Siempre debe contemplarse ingerir más frutas y verduras, beber más agua y eliminar los alimentos chatarra de nuestra dieta. Sin embargo, simplemente no hay evidencia de que una dieta deba ser exagerada para que realmente funcione. Ya que en la mayoría de los casos, la pérdida de peso se debe a la interrupción en la ingesta de uno o varios nutrientes que en algún momento deben recuperarse.
En última instancia, si uno aún se encuentra motivado a seguir una dieta, es recomendable elegir una que tenga el menor número de restricciones, y utilizarla solamente como un paso previo a un proyecto de alimentación a largo plazo; como un plan de alimentación más variado. Después de todo, cuando se trata de perder peso y mantenerse así, no hay un sustituto para una dieta saludable y el ejercicio regular.
Ahora bien, cuando ya se tiene un buen plan de alimentación durante todo el año, simplemente no hay necesidad de recurrir a dietas rigurosas al comienzo de uno ¡Todos los años! Sin embargo, no olvides que consultar a un médico o un nutriólogo, podrá aumentar nuestro conocimiento para desarrollar mejores hábitos alimenticios.
