Dean Ornish, un profesor de medicina en la Universidad de California, fue el primer investigador en demostrar en 1990, que la enfermedad cardíaca en realidad se puede revertir, sin la necesidad de medicamentos o de una cirugía. Sólo a través de una radical restricción en la ingesta de grasas, realizar alguna actividad física y aliviando el estrés.
También fue él quien propuso una dieta muy parecida a la que siguen los lactoovovegetarianos, ya que los lácteos bajos en grasas y el huevo están permitidos, sin embargo, la mayoría de los alimentos con colesterol, cualquier carbohidrato refinado, los aceites, la cafeína y casi todos los productos de origen animal están prohibidos. Por otro lado, la fibra y los carbohidratos de origen natural tienen mucha importancia en esta dieta.
La dieta propuesta por Ornish, es la diferencia entre el pan integral y las galletas, entre hot dog de soya o uno de sus similares de carne de puerco. Así que por un lado, las opciones son saludables para el corazón, por el otro, la elección depende de uno mismo. Además, no todo es cuestión de alimentación, ya que este régimen combina técnicas de manejo de estrés, ejercicio, apoyo social y dejar de fumar.
Las dietas veganas son demostrablemente más saludables que las dietas estándar de muchos países, quizá sólo es cuestión de poner especial atención en ellas cuando se excluyen totalmente los productos animales. Ya que algunos nutriólogos aseguran que un régimen tan estricto suele ser deficiente en vitamina B12, vitamina D y zinc; importantes para el metabolismo. Aunque es importante agregar que los jugos fortificados con calcio, la leche de soya, el brócoli, la col, el germen de trigo, las nueces y los cereales cocidos, son fuentes alternativas de estos tres elementos.
