Cuando se habla del seguimiento de una dieta saludable, una de las cosas primordiales es planear todo con anticipación. Después de todo, si una persona no sabe dónde y cómo adquirir productos saludables ¿Cómo podría llegar a consumirlos?
La primera recomendación es nunca ir al supermercado sin saber de antemano qué es lo que necesitamos. Y ya que el único sitio donde nos percatamos de los alimentos que hacen falta es cuando estamos en la cocina, es recomendable tener siempre una libreta abierta y una pluma para anotar. Así cuando llegue el momento de anotar simplemente ‘carne’ en la lista, tendremos una idea más clara de las cosas con las que podríamos prepararla y en cantidades suficientes como para tener sobras para el almuerzo del día siguiente (así sólo tendrás que cocinar una vez y usarás menos la estufa).
Evita ir de compras cuando estés hambriento o comenzarás a llevar más cosas de las que planeaste en tu lista. Si descubres un producto nuevo y llama tu atención, anótalo para llevarlo en tu próxima visita, así evitarás comprar cosas perecederas que pueden llegar a acumularse en tu refrigerador.
Intenta recorrer la tienda entera, los alimentos saludables no siempre están a la vista. También es importante leer las etiquetas, quizá parezca que necesitamos un doctorado para hacerlo, pero sólo es cuestión de buscar productos con más fibra, menos azúcar, bajo en sodio y sin grasa.
Algunas tiendas ofrecen precios más baratos al comprarlos en mayor cantidad, puedes aprovechar estas oportunidades. Para los alimentos perecederos puedes acudir a los mercados pequeños y comprar frutas o verduras de temporada; tu bolsillo lo agradecerá.
Una persona promedio no debería ir al supermercado más de dos a tres veces por semana, que incluyan un viaje de compras principal por dos viajes pequeños para los productos de menor caducidad. Si crees que una vez al mes es suficiente, quizá deberías revisar que no estés consumiendo demasiados alimentos congelados, harinas refinadas o muy pocas frutas y verduras.
