Durante cualquier actividad física rigurosa, como correr o saltar, las personas pueden obtener pequeños desgarres en los músculos. Esto es parte del proceso de construcción del músculo, sin embargo, para repararse necesitarán proteína. Los músculos están formados por proteínas y ya que el cuerpo no puede fabricar proteínas, debe obtenerlas a través de los alimentos, sólo de esta manera podrá reparar y crear nuevos tejidos.
Las fuentes de proteínas alimenticias se dividen en completas e incompletas; las primeras carecen de una serie de bloques de construcción llamados aminoácidos esenciales, mientras que las proteínas completas contienen todos los aminoácidos esenciales. Las fuentes de proteína más completa de alimentos son de origen animal, mientras que las fuentes de alimento con proteínas incompletas son a menudo de origen vegetal; salvo algunas excepciones.
Una nutrición adecuada puede mejorar la salud del corazón, aumentar nuestra energía y ayudar a construir los músculos. Por desgracia, gran parte de nuestros alimentos son procesados, preparados o cocinados de una manera que disminuye la calidad de los nutrientes que podemos obtener de ellos.
Nuestro corazón tiene una doble función como órgano y como músculo. Al igual que cualquier otro músculo, la actividad física regular lo fortalece, especialmente las actividades vigorosas. De hecho el New York Times afirma que las personas que hacen ejercicio con regularidad y vigorosamente, tienen menor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón. Sin embargo, la buena nutrición en la vida diaria es por sí misma tan importante para la salud del corazón como lo es el ejercicio.
Una forma de aumentar la salud de nuestro corazón es añadir grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas a nuestra dieta, este tipo de grasas ayudarán a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón mediante la mejora de nuestros niveles de colesterol. Un ejemplo de las grasas insaturadas son el aceite de oliva, el aceite de cártamo y el de maíz.
