Cuando experimentamos situaciones de estrés, la reacción a un evento potencialmente estresante es diferente en cada persona, y los factores que influyen en esas reacciones son muy diversos.
Uno de los más importantes tiene que ver con el entorno en el que una persona se desarrolló. Las personas que estuvieron expuestas a eventos extremadamente estresantes en su infancia, tienden a ser particularmente vulnerables al estrés en la edad adulta. Esto puede notarse en las personas que parecen mantenerse relajadas prácticamente frente a cualquier situación y aquellas que reaccionan fuertemente ante la más mínima tensión. La mayoría de las reacciones al estrés de la vida caen en algún lugar entre ambos extremos. Las respuestas hiperactivas o poco activas al estrés, también pueden deberse incluso a pequeñas diferencias genéticas.
Los eventos estresantes son un hecho de la vida, y en la mayoría de los casos es imposible cambiar la situación en la que uno se encuentra. Sin embargo, aprender a tomar el control de algunas circunstancias estresantes para cuidar física y emocionalmente de uno mismo es imprescindible.
Poner atención a la dieta que seguimos, fomentar amistades sanas, dormir lo suficiente, mantener el buen humor y sobre todo, acudir con un especialista cuando sea necesario, son sólo algunas de las estrategias para controlar el estrés. Después de todo, la recompensa de manejar el estrés es la paz mental y quizá una vida más larga y saludable.
