La mayoría de los cánceres no parecen ser causados por agentes infecciosos. El cáncer se desarrolla debido a mutaciones o cambios que se producen en el ADN de una persona; que es el mapa genético de cada célula.
Estos cambios se heredan o se desarrollan durante la vida. Algunos cambios ocurren sin una razón conocida, mientras que otros se deben a exposiciones ambientales, como al daño por la sobreexposición a los rayos ultravioleta (UV) del sol, el humo del cigarrillo, algunos gérmenes que promueven el cáncer indirectamente al provocar una inflamación crónica (a largo plazo), o debilitando el sistema inmunológico de la persona.
Es importante señalar que los estudios científicos sobre las causas del cáncer muestran que éste no se comporta como una enfermedad contagiosa. Si el cáncer fuera contagioso, tendríamos epidemias de cáncer al igual que tenemos epidemias de gripe. El cáncer se extendería como el sarampión, la polio o el resfriado común. Sería de esperar una alta tasa de cáncer entre los familiares y amigos de los pacientes con cáncer, así como de los profesionales de la salud que estén expuestos a esta enfermedad. Sin embargo, no es así.
El hecho de que el cáncer podría ocurrir más frecuentemente en algunas familias no significa que los miembros de la familia han extendido el cáncer entre ellos. Existen otras razones por las que esto puede ocurrir, por ejemplo, los miembros de la familia comparten los mismos genes; las familias pueden tener estilos de vida poco saludables en su dieta o hábitos de tabaquismo y alcoholismo. También podría ocurrir que toda la familia esté expuesta al mismo agente cancerígeno.
A pesar esto, en la mayoría de los casos, el tiempo entre la exposición a agentes causantes de cáncer y el desarrollo del mismo es desconocido.
