El invierno ha llegado. Para muchas regiones esto significa mal tiempo, menos luz del sol y días más obscuros. Aunque muchas personas prefieren días más calurosos, eventualmente logran adaptarse a los cambios estacionales. Sin embargo, para otros el cambio de estaciones puede desencadenar una forma de depresión de invierno.
Descrita por primera vez en 1984 por el doctor Norman Rosenthal en los Estados Unidos, el trastorno afectivo estacional, también conocido como trastorno afectivo estacional (SAD por sus siglas en inglés), es una forma de depresión que puede ocurrir en ciertas épocas del año.
Aunque son casos muy aislados, existen personas que pueden ser afectadas a la inversa, y experimentan depresión durante los meses de verano, pero esto es muy raro.
Esta afección suele permanecer por mucho tiempo sin diagnosticar, por lo que resulta difícil saber cuántas personas sufren este trastorno. Las personas con síntomas del trastorno afectivo estacional experimentan a menudo la condición por dos o tres años antes de ser diagnosticados.
Según la Clínica Cleveland, aproximadamente quinientas mil personas en los Estados Unidos sufren de trastorno afectivo estacional y alrededor de un diez o veinte por ciento de la población sufre formas más leves de los trastornos.
La opinión de algunos investigadores asegura que la profesión médica no parece tener suficiente conciencia de la enfermedad y sobre todo de su complejidad. Por esta razón es importante que los médicos generales estén atentos a un patrón de presentación, que pueda ayudarles a diagnosticar este trastorno.
