No hay respuestas simples a las causas de la anorexia nerviosa y otros trastornos alimenticios. La anorexia es una condición compleja que surge de una combinación de muchos factores sociales, emocionales y biológicos. Aunque la idealización de nuestra cultura de la ‘delgadez’ juega un papel muy importante, existen otros factores que contribuyen, incluyendo el entorno familiar, las dificultades emocionales, la baja autoestima y las experiencias traumáticas que pudieron tener lugar en el pasado.
Las personas con anorexia a menudo son perfeccionistas y extremadamente competitivas. Ellos son los buenos hijos que hacen lo que les dicen, sobresalen en todo lo que hacen y se centran en complacer a los demás. Pero si bien puede parecer que tienen todo bajo control, por dentro pueden sentirse impotentes, fuera de lugar e inútiles. Dicho de otro modo: si no se perciben como alguien perfecto, entonces son un fracaso total.
Además de la presión cultural, hay otras presiones familiares y sociales que pueden contribuir a la anorexia. Esto incluye la participación en alguna actividad que exige una figura delgada, como el ballet, la gimnasia o el modelaje. También incluye el tener padres demasiado controladores y que critican el cuerpo o la apariencia de sus hijos. Sin mencionar que algunos eventos estresantes en la vida, tales como el inicio de la pubertad, una ruptura o los problemas en la escuela pueden desencadenar la anorexia.
Algunas investigaciones sugieren que una predisposición genética a la anorexia puede ser hereditaria. Es decir, si una mujer tiene un hermano con anorexia, tiene de diez a veinte veces más probabilidades de desarrollarla también, a diferencia del resto de la población en general. La química del cerebro también juega un papel muy importante, las personas con anorexia tienden a mostrar niveles más altos de cortisol, que es la hormona cerebral más relacionada con el estrés y la disminución de los niveles de serotonina y norepinefrina, que se asocian con sentimientos de bienestar.
